Digitalización, con memoria y criterio

¿Digital o presencial? En los últimos meses el concepto digitalización está copando las conversaciones y reuniones, la reciente pandemia ha catalizado la fiebre de la «digitalización». Hagamos una reflexión, con memoria más allá de unos meses y con perspectiva a largo plazo.

Últimamente el concepto «digitalización», también llamada «virtualización», está en todas las conversaciones, debates y conferencias. No sólo en el ámbito bibliotecario, si no en todo el ámbito organizativo en general, incluyendo el empresarial. Si bien este debate ha ido surgiendo y creciendo desde hace bastantes años, ha tomado una dimensión nueva desde que comenzó la pandemia del COVID-19 provocando medidas de confinamiento o aislamiento social en paises de todo el globo.

Digitalización, sí, pero no radicalicemos

¿Por qué? Se puede apreciar que cada vez se está entendiendo más estos dos canales de comunicación como una confrontación de un modelo contra el otro, lo digital frente a lo físico o presencial. En las bibliotecas en relación a los servicios (las publicaciones, información, talleres, seminarios, comunicación con usuarios, etc.), en las empresas en relación a los canales de comunicación, colaboración y gestión (el tan en boga trabajo remoto).

Entender esto como un debate entre dos modelos puede ser por un lado contraproducente, poner palos a las ruedas, en lo que al progreso en la digitalización se refiere (con las facilidades, beneficios y bondades que tiene). Pero radicalizarlo hacia el digital puede no ser mejor, a medio o largo plazo. La reciente pandemia y estado de confinamiento está provocando un estado de conciencia (o shock) general que induce a pensar que todo ha de mutar inmediatamente hacia lo digital, como solución total. Creo que hemos de reflexionar sobre esto y recordar que, por grave y excepcional que haya sido esta situación, ha sido eso, excepcional. Aunque pueda repetirse en el futuro (cercano o lejano), hacer de esto la norma y tomar medidas basándonos en una situación de 4 o 5 meses, puede ser cortoplacista, sería conveniente tener memoria.

Esto no conlleva que no podamos aprender de esta situación, desarrollar más el ámbito digital para aprovechar más sus beneficios y estar más preparados. Pero sería conveniente tener memoria y no simplificar esto en un debate entre lo digital y lo presencial. Concretamente en lo que refiere a las bibliotecas, como se ha comentado en el seminario de la semana pasada de Laboratorios Bibliotecarios organizada por MediaLab Prado, de título «Presencialidad y virtualidad en bibliotecas post-coronavirus», la biblioteca tiene diferentes objetivos y servicios, unos se pueden dar en el ámbito presencial y otros en el digital. Se puede incrementar la comunicación en internet y las redes sociales, sin omitir la comunicación presencial; se pueden realizar conferencias y seminarios digitales, sin quitar los presenciales; realizar actividades virtuales, sin olvidar los talleres en el centro, etc.

En definitiva, digital o presencial son meros canales, hay servicios y experiencias que pueden desarrollarse mejor presencialmente, otros digitalmente, otros en ambos.

El enfoque es simple, aprovechar las virtudes de cada canal, no las deficiencias, y para ello se ha de mantener un equilibrio pues son ámbitos distintos que cubren necesidades diferentes de personas con recursos y hábitos diversos.

¿Digital o presencial? Digital y presencial.

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